Rosa María Torres
LA POLITICA y LA EDUCACION se mueven con lógicas diferentes y hasta incompatibles entre sí. Puesto que las decisiones sobre la educación - tanto a nivel nacional como internacional - son decisiones políticas, no sorprende que la educación no cambie en aspectos significativos que hacen a la enseñanza y a los aprendizajes. No es posible transformar la educación sin transformar la política, es decir, los modos tradicionales de pensar y hacer política. A su vez, no es posible transformar la política sin transformar la educación.
T TIEMPO
Política: rápido
La política se mueve en plazos cortos y con ritmos que no son los de los procesos educativos y sociales en sentido amplio. Plazos y ritmos son dictados por la duración de períodos de gobierno o administración, y por las dinámicas electorales. Bien sabemos los gajes de la premura: improvisación, falta de consulta y participación social, atropellamiento, altos costos y a menudo mal uso de los recursos, aceleración de procesos, obsesión con mostrar resultados en el menor tiempo posible, prioridad a la “obra” física entre otros dada su facilidad y su escasa exigencia de tiempo (en comparación con nudos "duros" que hacen a la calidad de la educación como formación docente, desarrollo curricular, renovación pedagógica, logros de aprendizaje, etc.).
Educación: lento
La educación requiere tiempos largos y ritmos lentos.La política educativa no puede definirse desde un escritorio ni confiarse solamente al “saber experto”:requiere consulta, participación social, otros saberes, debate público, consensos; todo eso implica tiempo.Construir relaciones y alianzas toma tiempo. Aprender requiere tiempo: aprender de prisa, contra el reloj, para la prueba, es aprendizaje chatarra. Correr tras un programa de estudios, a fin de completarlo en determinado plazo, es la negación misma de la buena enseñanza. Formar profesores es un proceso largo y sostenido que requiere políticas y estrategias integrales y de largo plazo. Y así con todo …
CANTIDADES / CALIDADES
Política: cantidades
La políticaes reino de las cantidades, de los números y las estadísticas. Cuánto y cuántos prima sobre los qués, para qués y cómos. En el campo de la educación, los políticos mencionan abundantes datos cuantitativos: inversión, acceso y matrícula, construcciones realizadas y por realizar, computadoras entregadas, becas otorgadas, etc. Las “rendiciones de cuentas” muestran gráficos y barras, presupuestos y obras físicas. Universalizar la educación se refiere solamente a universalizar el acceso y la matrícula, no a universalizar la terminación de estudios en cada nivel y, mucho menos, a universalizar el aprendizaje. Igualdad de oportunidades, equidad de género son otros tantos términos que se refieren por lo general únicamente a acceso a la educación.
Educación: calidades
La educación es el reino de las calidades, de las relaciones, la empatía, la motivación, las emociones, el afecto. Como lo reiteran las investigaciones y evaluaciones, importa más la calidad del gasto (en qué y cómo se invierte) que la cantidad del gasto. Matricularse y quedarse no bastan: el objetivo de la educación es el aprendizaje. No basta saber cuántos cursos de capacitación se ofreció a los profesores: lo que importa es si esos cursos enseñaron contenidos útiles para la práctica docente, si los docentes aprendieron y si eso que aprendieron se tradujo en mejoras en la enseñanza y en el aprendizaje de sus alumnos. Distribuir computadoras y usarlas efectiva y eficazmente en procesos de enseñanza-aprendizaje, son cosas muy distintas. La participación social es también parte de la calidad de la educación. No en vano, en fin, la consigna de “mejorar la calidad de la educación”, instalada hace décadas, sigue teniendo vigencia y poco avance. América Latina tiene, en general, un déficit muy grande es cuanto a la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en los sistemas educativos.
RESULTADOS / PROCESOS
Política: resultados
La política requiere mostrar resultados, evidencias de que se cumple con lo ofrecido, de que se avanza, de que vale la pena volver a votar por ese candidato y/o por ese partido. En ese afán, a menudo se producen, muestran y apresuran como “resultados” lo que son apenas pasos o avances parciales dentro de un proceso mucho más amplio. La evaluación es sobreestimada y hasta convertida en fetiche, como proveedora de evidencias de avance (los ansiados “resultados”) o bien de debilidades de gestiones anteriores o de grupos y sectores seleccionados (los sindicatos docentes, los maestros, el sistema público, el sistema privado, etc.).
Educación: procesos
El aprendizaje es un proceso que dura toda la vida. La educación formal (el sistema escolar graduado que incluye a la educación superior) es apenas uno de los sistemas de aprendizaje. Lo que una persona aprende y llega a saber no es resultado solo del sistema escolar sino de toda su experiencia de vida. Pruebas y exámenes, en el medio escolar, revelan en verdad poco acerca de lo que sabe y es capaz de hacer una persona. Convertir a la educación escolar en una carrera estadística en pos de metas cuantitativas y en una carrera en pos de rankings a partir de pruebas, es distorsionar y traicionar el sentido mismo de la educación, y boicotear de antemano la batalla por la calidad.
VERTICAL / HORIZONTAL
Política: vertical
La política tradicional se mueve con estructuras jerárquicas y con relaciones de poder/autoridad que imponen una lógica vertical, de arriba abajo. Por lo general, el diseño de las políticas se considera un ejercicio de cúpulas tecnocráticas que tiene lugar “arriba” y que se “baja” (información, socialización) a la población. Los modos participativos de hacer política son raros. Escasean la participación ciudadana, la consulta, el debate público. Esto es especialmente cierto y problemático en el campo de la educación, donde usualmente no se cuenta con la participación ni de los profesores ni de los padres de familia, mucho menos de los estudiantes.
Educación: horizontal
La política y la acción educativas requieren procesos y relaciones más horizontales, más participativos, más flexibles. Sin empatía, sin motivación, sin confianza, sin comprensión, no hay posibilidad de educar ni de aprender.
La educación no se cambia desde arriba ni mediante decretos y normas. La buena política educativa necesita el concurso y el saber de todos los involucrados y de toda la sociedad. Aprender requiere diálogo, contacto con otros, tanto en el caso de los alumnos como de los docentes. El autoritarismo y las relaciones autoritarias se llevan muy mal con la educación y los aprendizajes.
HOMOGENEIDAD / DIVERSIDAD
Política: homogeneidad
La política tiende a lo masivo y a lo homogéneo. La población cuenta como votos, números, simpatizantes, no como personas con identidad propia y única. Las decisiones y las acciones se facilitan cuando se toman pensando en conjuntos indiferenciados: el país, la ciudad, el barrio, los electores. En educación, la "solución" es la estandarización: políticas, modelos arquitectónicos, indicadores, herramientas, pruebas, etc, iguales para todos.
Educación: diversidad
La educación rechaza lo homogéneo, requiere pensarse desde la heterogeneidad, respetando y atendiendo a la diversidad de contextos, culturas, grupos sociales y personas. No existe “el modelo” único y bueno para todos, ni en la infraestructura ni en el currículo ni en la pedagogía ni en la evaluación. Personalizar la enseñanza, atendiendo a los intereses y requerimientos específicos de cada persona, es una vieja aspiración pedagógica. Eso requiere reconocimiento de la diversidad y de la necesidad de estrategias diferenciadas y flexibles, antes que homogéneas y rígidas. Las modernas tecnologías muestran hoy posibilidades antes inimaginadas para ampliar y diversificar la oferta educativa, los aprendizajes y los autoaprendizajes.
COMPETENCIA / COLABORACION
Política: competencia
La política está marcada por la competencia y la confrontación. Hay adversarios y “enemigos” a vencer de manera permanente. La lógica de la competencia y la confrontación de la cultura política permean a toda la sociedad y de manera especial al quehacer educativo, dentro y fuera del sistema escolar. Recordemos que La Política es, en sí misma, fuente importante de educación (o deseducación) de la población. Los partidos políticos, los políticos, los funcionarios y su comportamiento son un referente - para bien o para mal - que marca valores y actitudes en todos los estratos sociales y edades.
Educación: colaboración
La educación se nutre de la colaboración antes que de la competencia. Es objetivo de la educación aprender valores como el respeto, la tolerancia y la búsqueda de la paz, el desarrollo del pensamiento crítico, la argumentación, el diálogo y el debate razonado, y de competencias tales como el inter-aprendizaje y el aprendizaje entre pares. Según muestra la investigación, la competencia no contribuye a mejorar los procesos y los resultados de aprendizaje en el medio escolar, sino mas bien a exacerbar las actitudes negativas y problemas acuciantes como el bullying (acoso escolar). La belicosidad de la política y los políticos da mal ejemplo y le hace mal a la educación. Un modelo escolar extraordinario como el de Finlandia muestra claramente las ventajas de alentar la cooperación y desalentar la competencia (entre alumnos, entre profesores, entre instituciones escolares).
SECTORES
Política: sectorial
La política se mueve tradicionalmente con la lógica de “sectores”, que es como está estructurado el Estado: salud, educación, trabajo, deportes, etc, cada uno con su respectivo Ministerio. La educación se considera un "sector" y a menudo está incluso dividido en dos o más "subsectores", con la educación superior bajo la responsabilidad de una entidad específica y con normativas también separadas del resto del sistema. La fragmentación opera, así, no solo en la política social sino dentro de la propia política educativa. Las coordinaciones multisectoriales, en las que paricipan dos o más ministerios, no suplen la necesidad de una mirada amplia de lo educativo, que supere el marco estrecho de la educación como "sector".
Educación: trans-sectorial
La educación y los aprendizajes son eminentemente inter- y trans-sectoriales. La educación, de hecho, araviesa a todos los ministerios y a todas las políticas. La educación superior no es un nivel separado sino que es parte del sistema escolar que empieza con la educación inicial o pre-escolar. El aprendizaje tiene lugar dentro y fuera de las aulas, en ámbitos formales, no-formales e informales, que coinciden con la vida misma. El conocimiento no es un "sector" ni cabe asociarlo con la educación supeior o con un nivel específico del sistema escolar: aprendemos desde que nacemos hasta que morimos. El conocimiento se desarrolla desde la primera infancia. Hay diversos tipos de conocimiento: los saberes ancestrales, los saberes populares, no son saberes académicos pero son saberes socialmente válidos e importantes.
VISIBILIDAD
Política: alta visibilidad
La política y los políticos requieren alta visibilidad: generar noticias, ser foco de atención, mostrar, exhibir (ojo: visibilidad no es lo mismo que transparencia). De esa visibilidad depende, entre otras cosas, mantener vivo el interés de los electores y preparar el terreno para las próximas elecciones. La "obra" física es un recurso muy importante para la visibilidad, al igual que la propaganda.
Educación: baja visibilidad
La educación, en cambio, requiere baja visibilidad. Requiere tranquilidad para desarrollar sus propios procesos, a sus ritmos, sin estar expuesta permanentemente al escrutinio público, a la competencia con otros, a la necesidad de generar “noticias”. La materia prima de la educación son la información y el conocimiento; la propaganda está reñida con la educación, el razonamiento y el pensamiento crítico.
CONTINUIDAD / DISCONTINUIDAD
Política: discontinuidad
Como se sabe y reitera, cada nuevo gobierno (e incluso cada nueva gestión, dentro del mismo período de gobierno) empieza su propia "reforma educativa", ignorando e incluso borrando lo hecho con anterioridad. El nuevo gobierno desacredita lo hecho por los anteriores, apela al discurso del cambio y quiere poner su impronta. Como si la historia, y la historia de la educación en particular, pudieran empezar de cero. Como si todo cambio fuese bueno, en y por sí mismo. La discontinuidad, la pérdida de historicidad y de memoria institucional, implican grandes pérdidas financieras, humanas y técnicas. Cada nuevo comienzo niega el acumulado de conocimiento, profesionalismo, experiencia y lecciones aprendidas que va dejando la política y la acción educativa en cada país, a nivel regional y mundial.
Educación: continuidad
La educación requiere continuidad, estrategia de corto, mediano y largo plazo, sistematicidad, perseverancia, acumulación, avances, afinamientos y rectificaciones permanentes, fundamentados en lecciones aprendidas. La renuencia de los profesores frente a cada nueva "reforma educativa" y al continuo recambio de autoridades, políticas y lineamientos, es fenómeno reconocido, que redunda en desgaste, desmotivación y desprofesionalización docentes. A menudo, las mismas viejas visiones y prácticas aparecen cobijadas por nuevas terminologías. La formación - de especialistas, directivos, profesores, alumnos, padres de familia, ciudadanía en general - requiere un trabajo continuado y sistemático, antes que acciones intermitentes.
LA OBRA
Política: obra física
La política y los políticos tienen predilección por la obra física. En educación, reparar, construir e inaugurar planteles, aulas, centros deportivos y de recreación, etc. es la política más frecuente por parte de gobernantes y políticos locales, independientemente de su signo y orientación política. En los últimos tiempos han venido a agregarse las tecnologías, la distribución de computadoras y otros dispositivos a las instituciones escolares. Tanto la obra física como el equipamiento tecnológico básico es relativamente fácil de ejecutar, con alta visibilidad pública y con grandes réditos sociales y políticos. La obra física se puede inaugurar, mostrar, fotografiar, fijar con nombres y placas para la posteridad.
Educación: obra intangible
En educación, la obra más importante es intangible. Lo esencial no son las cosas sino las personas, las relaciones, los contenidos, la pedagogía, las motivaciones, los afectos. Aprender y enseñar son procesos cotidianos, ubicuos, que tienen lugar no solo en las aulas - en la relación única e irrepetible entre educador-educandos y entre educandos - sino también fuera de las aulas, en la familia, en la comunidad, en la naturaleza, al aire libre, a través del juego, de la conversación, del debate, de la relación con los demás, del arte, de la participación social, de los medios de comunicación, de internet, de la propia política. Las enseñanzas y los aprendizajes más importantes son, en realidad, enseñanzas y aprendizajes invisibles, inasibles tanto para la normativa como para la evaluación.
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