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Brookings Institution |
"Cuando se muestra como número promedio de años de escolaridad y niveles de logro educativo, el mundo en desarrollo está cerca de 100 años detrás de los países desarrollados". |
Esta es la conclusión del estudio Why wait 100 years? Bridging the gap in global education. (¿Por qué esperar 100 años? Cubriendo la brecha en la educación global) Washington, D.C., 2015).
Aquí el razonamiento (nuestra traducción):
"Al tiempo que ha habido una convergencia global en torno a la matrícula infantil en la escuela primaria, se mantiene una clara desigualdad entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Cuando se muestra como número promedio de años de escolaridad y niveles de logro educativo, el mundo en desarrollo está cerca de 100 años detrás de los países desarrollados. Estos países más pobres todavía tienen en el siglo 21 niveles promedio de educación que muchos países occidentales lograron en las primeras décadas del siglo 20. Si continuamos con los enfoques actuales para la educación, esta brecha de un siglo continuará en el futuro.
Aunque la brecha varía entre regiones y niveles educativos, es lo suficientemente grande y persistente como para exigir una respuesta. Para entender mejor lo que podemos hacer para encarar estos niveles profundos de desigualdad educativa global debemos entender primero cómo llegamos aquí. ¿Cómo se ha desarrollado la escolarización de masas? ¿Cuál es hoy la naturaleza de esta brecha de 100 años? ¿Cuáles son las posibles trayectorias futuras para la educación global? Estas son preguntas cruciales a responder antes de poder aterrizar en una solución para el problema".
La brecha de 100 años es una brecha de nacimiento, de origen. La escolarización masiva se inició 100 años antes en los países desarrollados que en los hoy llamados 'países en desarrollo'. La idea de que educarse debía dejar de ser un privilegio y extenderse a toda la población prendió en Europa a mediados del siglo 19. Un siglo después, con el impulso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la educación pasó a ser reconocida como un derecho universal. Desde entonces, la matrícula escolar creció hasta llegar a cubrir al 90% de la población mundial en 2010. Hoy, los mayores desafíos no son de matrícula sino de aprendizaje.
En cuanto a años de escolaridad de la población adulta, en 2013 los adultos en los países desarrollados habían completado en promedio 12 años de escolaridad, mientras que en los países en desarrollo habían completado 6.5 años, es decir, casi la mitad.
Lant Pritchett, economista de la Harvard Kennedy School, citado en el estudio (Pritchett, L., The Rebirth of Education: Schooling Ain’t Learning, Washington, D.C., Center for Global Development, 2013) ha estimado que tomará al menos 100 años que niños y niñas en los países en desarrollo alcancen los niveles que tienen hoy niños y niñas en los países desarrollados. En matemáticas el cambio promedio a lo largo del tiempo viene siendo negativo; llegó a esta conclusión analizando la evolución de ocho países en desarrollo cuyos estudiantes de octavo año tomaron el TIMSS (Trends in International Mathematics and Science Study) en 1995 ó 1999 y en 2007. Nivelarse en ciencia, según Pritchett, tomaría 126 años, al menos seis generaciones.
En 2015 Brookings Institution estimaba que tomará 65 años para que los países en desarrollo
alcancen los niveles educativos de los países desarrollados y que los países
más pobres alcanzarán ese nivel en 2.100. Entretanto, los niveles de
escolaridad continuarán incrementándose en los países desarrollados.
Algunas implicaciones de este estudio
Brookings Institution publicó este estudio en 2015, año clave para la política educativa internacional pues era el plazo de culminación de dos grandes agendas mundiales, la Educación para Todos (1990-2015) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015) y el año en que se aprobaría la nueva agenda mundial de desarrollo, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). No obstante, el estudio pasó desapercibido en el proceso de adopción de los ODS.
■ Matrícula escolar, escolarización y aprendizaje
Un estudio del Banco Mundial publicado en febrero de 2022 coincide en el aumento acelerado de la matrícula escolar en las últimas décadas pero a la vez encuentra que a partir del año 2000 hay un estancamiento de los aprendizajes escolares en todo el mundo, no solo en los países en desarrollo sino también en los países desarrollados. Se habla de una "crisis global de aprendizaje". Se insiste, como ya había hecho Pritchett, en la importancia de diferenciar escolarización y aprendizaje: más años de escolaridad no están significando, por sí mismos, mayor aprendizaje.
A su vez, un análisis de Max Roser, de Our World in Data ("Millions of children learn only very little. How can the world provide a better education to the next generation?", junio 2022) muestra que niños y niñas están aprendiendo muy poco en la escuela, no solo en los países pobres sino también en los de ingresos medios y altos - 90% de los niños en los países pobres no pueden leer al final de la educación primaria, 55% en los países de ingresos-bajos-medios, 29% en los países de ingresos altos-medios y 9% en los países de ingresos altos - pero las diferencias son enormes en estas cuatro categorías de países. Los niveles de aprendizaje escolar están claramente asociados al nivel de ingreso de los países (y de las familias).
La pandemia del COVID-19 vino a trastocar realidades y predicciones. Las desigualdades educativas entre el Norte y el Sur no solo se volvieron evidentes sino que se han agrandado a raíz de la pandemia. Las "pérdidas de aprendizaje" ocasionadas por el confinamiento, que en muchos países llegó a prolongarse hasta por dos años, como en el caso de América Latina, se han dado también en los países del Norte pero en magnitudes muchísimo menores. La brecha digital mostró ser enorme, mucho más amplia que lo que se estimaba antes de la pandemia, no solo en términos de conectividad sino de competencias digitales. En 2018 prácticamente la mitad de la humanidad estaba desconectada; 96% de los no conectados vivían en los países en desarrollo, según ITU Facts and Figures 2021. En 2022, y pese a los avances post-pandemia, un tercio de la humanidad no usa Internet (ITU, Global Connectivity Report 2022).
■ Las pruebas PISA
La evolución de los resultados de aprendizaje en las pruebas internacionales PISA de la OCDE, que vienen aplicándose cada tres años desde el año 2000 a jóvenes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencia, ratifica la persistente brecha de aprendizaje entre países desarrollados y en desarrollo. Los países latinoamericanos participantes en PISA aparecen reiteradamente a la cola del ranking; en cada nueva aplicación se recuerda que avanzan poco o nada, e incluso que hay retrocesos en varios países, y se calcula cuántos años de escolaridad lleva de 'atraso' cada uno en comparación con los países de la OCDE.
La pregunta es qué sentido tiene, en esta perspectiva histórica de 100 años de 'atraso' y en los nuevos escenarios agravados por la pandemia, seguir insistiendo en que los países que no pertenecen a la OCDE alcancen a los países de la OCDE en parámetros educativos definidos por estos últimos para sus propias realidades y perspectivas.
■ El modelo educativo
El estudio de Brookings Institution pregunta qué se puede hacer para cerrar la enorme brecha educativa que separa a los países en desarrollo de los países desarrollados. La pregunta se plantea en términos de "catch up", es decir, cómo pueden los primeros alcanzar a los segundos. (Rebecca Winthrop, Global '100-year gap' in education standards, BBC, 29 April 2015).
"La pregunta real es qué se puede hacer para cerrar la brecha. ¿Pueden saltarse algunos pasos evolutivos para agilitar el progreso?. ¿Existen modelos totalmente diferentes que podrían acelerar el cambio?
¿O existe una vía tecnológica para lograr que los sistemas educativos se salten etapas, como ha sido el caso de la banca en los países en desarrollo usando teléfonos móviles sin pasar por la etapa de construir una red de sucursales bancarias?
¿Podemos imaginar un mundo en el que no les tome a los países en desarrollo 50 u otros 100 años 'igualarse'?" (Nuestra traducción)
Cabe pensar el problema en otros términos, no de alcanzar a los llamados 'países desarrollados', tratando de abrazar el modelo educativo occidental y de seguir el mismo proceso seguido por estos, sino de considerar otros modelos educativos, más sintonizados con las especificidades, realidades, historias, dinámicas y culturas del 'mundo en desarrollo'.
La profunda crisis en todos los órdenes generada por la pandemia, y muy especialmente en el campo educativo, es una oportunidad para repensar la educación también en estos términos, superando la visión de un 'rezago' que no solo no se reduce sino que se agranda y eterniza, impidiendo a estos países desarrollar sus propios modelos y estrategias para encarar su problemática y diversidad educativa y cultural.
Cómo citar este
artículo: Torres, Rosa María, "100 años de brecha educativa: ¿se trata de 'alcanzar' a los países desarrollados?, blog OTRAƎDUCACION, junio 2022 https://otra-educacion.blogspot.com/2022/05/america-latina-planes-y-metas.htm |
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