Rosa María Torres
La cercanía del plazo (2015) de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de la Educación para Todos (EPT) agitó el panorama mundial, convocando a redoblar esfuerzos de último momento para tratar de cumplir con objetivos y metas en el plazo estipulado. En lo que se refiere a la educación, no hay demasiado lugar para el triunfalismo: ni siquiera la meta mínima de los ODM - completar la escuela primaria (cuatro años de escolaridad) - podrá lograrse en muchos países. El Informe de Seguimiento Mundial de la Educación para Todos 2012 estimaba que 61 millones de niños y niñas en edad escolar seguían fuera de la escuela, 120 millones no llegaban a cuarto grado y 130 millones lo hacían pero no lograban en ese tiempo aprender a leer, escribir y calcular.
El fracaso alfabetizador de la escuela - que es fracaso del sistema escolar antes que de los alumnos individualmente - no es nuevo ni debería tomar por sorpresa a nadie. El problema viene constatándose e investigándose hace mucho tiempo, alarmando y adquiriendo dimensiones dramáticas a nivel mundial, con su secuela de sufrimiento, repetición y expulsión escolar para millones de niños y niñas. Al mundo impreso vino a agregarse en los últimos años el mundo digital; a éste se han trasladado, amplificados y aún más visibilizados, los viejos problemas de lectura y escritura.
En este contexto y momento es pertinente recordar un texto de Emilia Ferreiro , "La alfabetización de los niños en la última década del siglo", escrito en los 1990s, en el que recorría la frustrante historia de la alfabetización de la población infantil en América Latina y algunos de los retos de cara al 2000, año en el que justamente arrancaron los ODM y se dio una segunda oportunidad a la Educación para Todos, extendiéndola por 15 años más.
Incluyo a continuación la Presentacion que hice para el texto de Emilia en 1993, para publicarlo en la Colección Educación de Fronesis, en Quito. Donde resulta pertinente, inserto en el texto algunos hipervínculos que ayudan a ejemplificar, a ampliar o a hacer conexiones con temas y problemas más actuales, incluyendo algunos de mis propios escritos al respecto.
En un mundo desmemoriado, donde todo parece empezar hoy, sin historia ni antecedentes, es bueno recordar que muchos problemas vienen de muy atrás y que, en un asunto tan crítico y fundamental como el de la adquisición y el desarrollo de la lengua escrita en el medio escolar, seguimos mordiéndonos la cola, una y otra vez. Pregúntese usted por qué...
El fracaso alfabetizador de la escuela - que es fracaso del sistema escolar antes que de los alumnos individualmente - no es nuevo ni debería tomar por sorpresa a nadie. El problema viene constatándose e investigándose hace mucho tiempo, alarmando y adquiriendo dimensiones dramáticas a nivel mundial, con su secuela de sufrimiento, repetición y expulsión escolar para millones de niños y niñas. Al mundo impreso vino a agregarse en los últimos años el mundo digital; a éste se han trasladado, amplificados y aún más visibilizados, los viejos problemas de lectura y escritura.
En este contexto y momento es pertinente recordar un texto de Emilia Ferreiro , "La alfabetización de los niños en la última década del siglo", escrito en los 1990s, en el que recorría la frustrante historia de la alfabetización de la población infantil en América Latina y algunos de los retos de cara al 2000, año en el que justamente arrancaron los ODM y se dio una segunda oportunidad a la Educación para Todos, extendiéndola por 15 años más.
Incluyo a continuación la Presentacion que hice para el texto de Emilia en 1993, para publicarlo en la Colección Educación de Fronesis, en Quito. Donde resulta pertinente, inserto en el texto algunos hipervínculos que ayudan a ejemplificar, a ampliar o a hacer conexiones con temas y problemas más actuales, incluyendo algunos de mis propios escritos al respecto.
En un mundo desmemoriado, donde todo parece empezar hoy, sin historia ni antecedentes, es bueno recordar que muchos problemas vienen de muy atrás y que, en un asunto tan crítico y fundamental como el de la adquisición y el desarrollo de la lengua escrita en el medio escolar, seguimos mordiéndonos la cola, una y otra vez. Pregúntese usted por qué...
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Presentación al texto de Emilia Ferreiro
"La alfabetización de los niños en la última década del siglo"
por Rosa María Torres
Los sistemas escolares y la sociedad en general se han movido tradicionalmente con la idea de que enseñar y aprender a leer y escribir es cosa sencilla, elemental. A partir de esa concepción, se ha actuado en consecuencia: al primer grado de la escuela suele asignarse a los profesores nuevos o con menor experiencia e incluso a los sin formación docente; en el primer grado se abarrotan los grupos más numerosos de alumnos, sin atención a mínimos requerimientos pedagógicos; el primer grado puede carecer de todo, incluidos los materiales y medios indispensables; el primer grado, en fin, suele tener trato de sótano, sótano que, sin embargo, es el cimiento del edificio educativo. Por eso, es aquí justamente donde deberían ir a parar no los peores, sino los mejores, maestros y maestras.
Típicamente, se ha asumido que quien lee y escribe, es capaz de enseñar ese saber a otros. En el fondo, todos parecen creer que enseñar a leer y escribir es sobre todo cuestión de paciencia, antes que de conocimiento y, mucho menos, de especialización. A lo sumo, en el ámbito escolar, se ha asumido que el asunto se resuelve con ayuda de algún texto, manual o cartilla; texto, manual o cartilla que indica, paso a paso, los temas a tocar y las actividades a realizar, las letras, sonidos, palabras, frases, oraciones y párrafos a introducir, en una impecable secuencia (ascendente o descendente) que no deja lugar a equívoco ni reclama del maestro otro esfuerzo que el de seguir instrucciones al pie de la letra.
La capacitación docente se ha montado sobre estas bases: desde que se inventó el sistema escolar viene enseñándoseles a los maestros a pensar que la enseñanza de la lectura y la escritura se reduce a la adopción de un determinado método y al manejo de un conjunto de técnicas, métodos y técnicas que deben aprenderse con sus respectivos autores, defensores y opositores. En pocos campos de la formación docente debe haber tanta desactualización: entrampados en obras antiguas y polémicas probadamente infructuosas en torno a los innumerables métodos de alfabetización, los futuros maestros pueden graduarse y lanzarse a las aulas sin la preparación suficiente, sin siquiera atisbar veinte, treinta años de investigaciones recientes sobre el tema lectura-escritura (provenientes de campos muy diversos como la Psicología, la Lingüística, la Psicolingüística, la Pedagogía, la Sociología, la Historia, la Antropología), sin una visión científica del lenguaje como objeto de enseñanza y de conocimiento, sin una comprensión cabal acerca de cómo aprenden los niños a leer y escribir. No debe asombrar, por ello, la anomia metodológica que caracteriza a la enseñanza de la lectura y la escritura en el aula, según lo constatan estudiosos del tema educativo en varios lados: "Los docentes utilizan una gama que oscila entre dos grandes categorías: la metodología tradicional, y lo que podríamos denominar anomia metodológica, que se caracteriza por la no aplicación de ninguna pauta definida, la mezcla de criterios diferentes y, en definitiva, el total desorden desde el punto de vista del manejo del proceso de aprendizaje".[1]
La alfabetización es una de las funciones primordiales atribuidas históricamente al aparato escolar. Durante décadas se dio por sentado que dicha función estaba siendo cumplida y que, en todo caso, cualquier malfuncionamiento era atribuible a los alumnos, a su incapacidad o inmadurez, a sus "problemas de aprendizaje" o los problemas de sus familias. Nos acostumbraron a creer que "analfabetismo" era algo que se aplicaba solamente a los adultos y, en cualquier caso, a aquellos que nunca tuvieron oportunidad de ir a la escuela.
Hoy en día sabemos que nada de esto es así. Investigaciones sobre el proceso de adquisición de la lengua escrita así como evaluaciones de rendimiento escolar llevadas a cabo en varios países muestran que el aparato escolar viene teniendo grandes problemas con la enseñanza y con el aprendizaje de la lectura y la escritura, que la alfabetización infantil es un proceso bastante más complejo, rico y creativo que lo que siempre se ha creído. El viejo método de "la letra con sangre entra" provoca miedo en lugar de aprendizaje y es responsable en buena medida de generaciones enteras de no-lectores y no-escritores.
En el mundo entero se constata el mismo fenómeno: la repetición escolar se concentra en el primero o en los dos primeros grados de la escuela, a los que se ha atribuido tradicionalmente la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura. Emilia Ferreiro y muchos especialistas en América Latina hemos venido planteando que el objetivo de la alfabetización no debería limitarse a uno o dos grados sino abarcar a la educación primaria e incluso a toda la educación básica; lamentablemente, este planteamiento ha tenido escaso o ningún eco en las políticas y reformas educativas. Aprender a leer y escribir sigue apretándose en el primer grado, y a lo sumo en los dos primeros grados, y los niños jugándose allí su futuro escolar.
El fracaso alfabetizador de la escuela cobra perfiles dramáticos en América Latina, donde, según información de la UNESCO, la mitad de los niños que entran a la escuela repiten el primer grado, porcentaje que se eleva al 60% en el caso de los niños provenientes de familias pobres. Como resultado de las altas tasas de repetición, los niños latinoamericanos permanecen, en promedio, 7 años en la escuela, pero en ese lapso sólo logran completar cuatro grados. [2]La UNESCO estima, asimismo, que la mitad de los alumnos que terminan el cuarto grado en esta región no están en capacidad de entender lo que "leen", es decir, no logran adquirir un nivel de lectura comprensiva. [3]
El fracaso alfabetizador de la escuela cobra perfiles dramáticos en América Latina, donde, según información de la UNESCO, la mitad de los niños que entran a la escuela repiten el primer grado, porcentaje que se eleva al 60% en el caso de los niños provenientes de familias pobres. Como resultado de las altas tasas de repetición, los niños latinoamericanos permanecen, en promedio, 7 años en la escuela, pero en ese lapso sólo logran completar cuatro grados. [2]La UNESCO estima, asimismo, que la mitad de los alumnos que terminan el cuarto grado en esta región no están en capacidad de entender lo que "leen", es decir, no logran adquirir un nivel de lectura comprensiva. [3]
Estudios y evaluaciones que vienen realizándose en los últimos años en diversos países han venido a confirmar tales afirmaciones y a mostrar su magnitud. Unos pocos ejemplos:
• Chile: los indicadores arrojados por el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE), en 1988, mostraron que, en promedio y a nivel nacional, los alumnos apenas superan el 50% de los objetivos mínimos en las áreas de lenguaje y matemáticas, tal y como éstas están definidas en los programas de estudio, correspondiendo a las escuelas subvencionadas rurales apenas un 38.9%. [4]
• Ecuador: un estudio de diagnóstico realizado en 1990, aplicando pruebas de lenguaje y matemática a una muestra de 50 escuelas primarias rurales y urbanas, reveló que 50% o más de los alumnos de escuelas públicas (todas las rurales y la mitad de las urbanas) habían logrado un nivel insuficiente de aprendizaje del lenguaje. [5]
• México: un estudio realizado en 1989 en zonas rurales y urbano-marginales revelaba que solamente 15% de los alumnos que completan la escuela primaria "han adquirido el lenguaje y dominan su manejo". [6]
• Uruguay: un diagnóstico de la educación básica realizado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) reveló que los estudiantes estaban en capacidad de responder satisfactoriamente poco más de la mitad de las preguntas de la prueba de Lenguaje (que incluía Vocabulario, Verbos, Ortografía, Gramática, Comprensión Lectora y Redacción), resultando que "más de la mitad de los niños son insuficientes en redacción", y el 17% de la población escolar de la capital (Montevideo) "tiene nulos o mínimos rudimentos de escritura". [7]
No han faltado iniciativas para atacar el problema. Las empresas editoriales y las empresas jugueteras son las que mejor han sabido aprovechar las debilidades de la alfabetización infantil. En ningún campo y para ninguna materia hemos visto la proliferación de materiales didácticos que han surgido, en los últimos años, en este rubro.
La educación inicial y, en particular, la educación pre-escolar, viene siendo vista y propuesta cada vez más como una estrategia preventiva, paliadora del fracaso escolar. La rápida expansión de la educación inicial en América Latina y el Caribe en los últimos años se debe, en buena medida, a este intento por preparar mejor a los futuros escolares para la instrucción formal y, de manera específica, para la alfabetización.
En muchos países se han creado programas especiales para los alumnos atrasados, así como para repitentes y desertores. Algunos de dichos programas han adquirido carácter masivo y se han institucionalizado dentro de los organigramas de los Ministerios de Educación. Asimismo, dentro de las llamadas políticas de "discriminación positiva", destinadas a compensar a los grupos menos favorecidos, han empezado a perfilarse aquellas destinadas a apoyar a los niños y a las escuelas de sectores pobres con un conjunto de medidas -bibliotecas, refuerzo escolar, etc.- destinadas a mejorar sus condiciones de enseñanza-aprendizaje de la lectura y la escritura.
Programas compensatorios, actividades extracurriculares, escuelas de verano, talleres de aprendizaje, círculos de refuerzo escolar, academias e institutos de nivelación, sistemas de tutoría, profesores privados: toda una red, en fin, de iniciativas públicas y privadas han debido entrar en acción para suplir los vacíos de un sistema escolar que, ya de manera evidente, deja al descubierto su dificultad para hacerse cargo de la alfabetización infantil, particularmente de los niños de sectores populares, es decir, de la inmensa mayoría de los niños y niñas latinoamericanos.
La obra y la contribución de Emilia Ferreiro
En este contexto, la contribución de Emilia Ferreiro cobra una importancia singular. Sus trabajos, basados en años de investigación sistemática y rigurosa sobre los procesos de adquisición de la lengua escrita, han significado el inicio de una verdadera revolución en el campo de la lectura y la escritura y en el campo educativo en general.
Emilia no nos vende un libro de texto más, ni nos ofrece la ilusión de un método milagroso que, éste sí, será capaz de enseñar a los niños a leer y escribir en un santiamén; ni se propone tranquilizar a los maestros poniendo a su disposición un nuevo manual con orientaciones y técnicas al alcance de todos. Nos propone, por el contrario, revisar con sospecha los textos tradicionalmente utilizados para la alfabetización escolar, incluso aquellos vestidos de colores y con ropajes de modernidad; nos hace dudar acerca de viejos y nuevos métodos dados por ciertos y por infalibles; antes que tranquilizar, busca intranquilizar a la comunidad educativa -maestros, padres de familia, planificadores educativos, expertos en alfabetización, autores de textos escolares, agencias internacionales involucradas en el sector educativo- invitándonos a reconsiderar totalmente, radicalmente, las creencias y prácticas tradicionales acerca de lo que es enseñar y aprender a leer y escribir.
La obra de Emilia Ferreiro descubre, irrumpe, provoca. Es, en muchos sentidos, irreverente, pues viene a cuestionar las bases mismas de una antigua sabiduría escolar reproducida generación tras generación en el aula de clase y en el hogar, en la Escuela Normal y la Facultad de Pedagogía, en el texto escolar y en el manual de formación docente, de maestros a maestros, de maestros a alumnos, de padres a hijos. Leer cualquiera de sus trabajos es aventurarse a dejar atrás viejas certezas, atreverse a repensar todo de nuevo, exponerse a la necesidad de revolucionarse y de revolucionar. Su obra es un llamado a un replanteamiento profundo del tema lectura y escritura: del proceso de enseñanza (un proceso constructivo, eminentemente creativo, no monopolizado por un maestro ni predeterminado por una progresión de letras o de ejercicios), del objeto específico de la alfabetización (el lenguaje humano en sentido amplio, la lengua escrita, el mundo fascinante de la palabra), y del sujeto que aprende (un niño o niña que sabe mucho antes de llegar a la escuela, que razona y piensa, que aprende de manera inteligente y activa, que crea y descubre).
Con la publicación de este trabajo de Emilia Ferreiro en la Colección Educación de fronesis, queremos contribuir - junto con ella - a remover telarañas, a provocar una reflexión profunda y un debate amplio en torno a un tema central, en torno al cual gira en buena medida no sólo la posibilidad del éxito o el fracaso escolar de cada niño y niña, sino el éxito o el fracaso de los sistemas escolares contemporáneos.
Rosa María Torres
fronesis
Quito, 1993
Notas
[1] Rodrigo Parra y Juan Carlos Tedesco, "Marginalidad urbana y educación formal", Proyecto Desarrollo y Educación en América Latina y el Caribe, UNESCO/CEPAL/PNUD, Buenos Aires, 1981.
[1] Rodrigo Parra y Juan Carlos Tedesco, "Marginalidad urbana y educación formal", Proyecto Desarrollo y Educación en América Latina y el Caribe, UNESCO/CEPAL/PNUD, Buenos Aires, 1981.
[5] INSOTEC/CIEDC, Diagnóstico de la realidad educativa primaria rural: Informe Final, Quito, 1990 (mimeo); Banco Mundial, Ecuador: Estrategia del sector social para los noventa, 1990.
[6] CEE, Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, Vol. XXI, Nº 3, México, 1991.
[7] Administración Nacional de Educación Pública - Consejo Directivo Central/ CEPAL, Enseñanza primaria y ciclo básico de educación media en el Uruguay, Montevideo, 1990; CEPAL, Qué aprenden y quiénes aprenden en las escuelas de Uruguay?, Los contextos sociales e institucionales de éxitos y fracasos, Informe al Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, Montevideo, s/f.
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